Cuando alguien me pregunta si las placas solares funcionan bien en invierno, siempre sonrío un poco antes de responder. No porque la pregunta sea ingenua, sino porque detrás de ella hay una curiosidad muy legítima: ¿de verdad se puede mantener una instalación solar eficiente cuando el sol apenas asoma y los días son tan cortos? Y la respuesta es que sí, pero con matices. Todo depende de cómo dimensionemos el sistema y de qué expectativas tengamos.
Vamos a centrarnos en un caso muy concreto: quieres cubrir un consumo diario de 4000W, o lo que es lo mismo, 4 kWh al día. No es un consumo exagerado; de hecho, sería el de una vivienda pequeña o un uso parcial de una casa (por ejemplo, iluminación, nevera, televisión y algunos pequeños electrodomésticos). Pero en invierno, conseguir esos 4 kWh no es tan sencillo como parece.
La gran diferencia entre verano e invierno
En verano, el sol es generoso. En muchas zonas de España se pueden alcanzar 6 o incluso 7 horas solares pico (HSP) al día. En invierno, en cambio, la radiación cae en picado. En el norte peninsular, por ejemplo, las HSP bajan a 2 o 2,5 horas, mientras que en el sur pueden rondar las 3,5. Dicho de otra manera: en invierno tenemos entre un 40 y un 60% menos de producción solar que en verano.
Y no se trata solo de horas de luz. El sol en invierno tiene un ángulo mucho más bajo, lo que significa que sus rayos inciden de manera más horizontal y, por tanto, menos intensa sobre las placas. Además, los días nublados o lluviosos son más frecuentes. Todo esto hace que, incluso con buenos paneles, la producción real se reduzca bastante.
Recuerdo una instalación que hicimos en Burgos hace unos años. En verano, los propietarios estaban encantados: producían más energía de la que consumían. Pero al llegar diciembre, me llamaron alarmados: “¡Las baterías no aguantan ni dos días!” Claro, no era un fallo del sistema, sino simplemente el invierno haciendo de las suyas.
Cálculo básico: ¿cuántos paneles necesitas?
Vamos al grano. Para calcular el número de paneles necesarios, usamos una fórmula bastante simple pero efectiva:
Paneles necesarios = (Consumo diario en Wh) / (Potencia del panel × HSP × Factor de rendimiento)
Sabemos que tu consumo es de 4000 Wh/día. Supongamos que eliges paneles de 400W (un valor muy común hoy en día).
El factor de rendimiento —que tiene en cuenta pérdidas por temperatura, inversor, cableado y demás— suele ser del 0,8. Y en invierno, dependiendo de la zona, puedes tener entre 2 y 3,5 HSP.

Veamos dos escenarios para hacernos una idea:
Zona norte (2,5 HSP):
4000 / (400 × 2,5 × 0,8) = 5 paneles aproximadamenteZona sur (3,5 HSP):
4000 / (400 × 3,5 × 0,8) = 3,6 paneles, o sea, 4 paneles redondeando
Pero aquí viene la parte práctica: no te recomiendo quedarte con el cálculo exacto. En invierno hay días muy nublados en los que la producción puede caer a la mitad o menos. Por eso, los profesionales solemos sobredimensionar el sistema entre un 20 y un 30%, para garantizar un margen de seguridad.
Así que, en la práctica, para asegurar 4000W diarios en invierno, te diría que:
En el norte instales 6 paneles de 400W
En el sur o zonas más soleadas, 5 paneles pueden bastar
Por supuesto, esto asume que tienes una orientación y una inclinación adecuadas. Si las placas están mal colocadas, ni el mejor cálculo te salvará del bajón de producción.
La importancia de la inclinación y la orientación
Uno de los errores más comunes que veo es instalar las placas con la misma inclinación para todo el año. Y claro, eso penaliza mucho en invierno. En España, la inclinación óptima para invierno ronda los 35 a 40 grados, incluso un poco más si vives en el norte.
¿Por qué? Porque en los meses fríos el sol está más bajo y necesitamos que los rayos incidan de forma más perpendicular al panel para aprovechar mejor la energía. Si los tienes demasiado planos (como se suelen colocar para verano), gran parte de la radiación simplemente se “pierde” en reflejos y menor intensidad.
La orientación sur es la ideal, eso sí. Si las colocas al este o al oeste, la producción se reducirá notablemente, y en invierno cada vatio cuenta.
He visto instalaciones con placas orientadas a suroeste, porque “queda más bonito en el tejado”, y luego en diciembre no logran cargar ni las baterías básicas. Lo estético, en este caso, debería ser secundario frente a la eficiencia.
Factores reales que reducen la producción
Aunque el papel lo aguanta todo, en la práctica hay muchas pequeñas pérdidas que pueden marcar la diferencia. Las más comunes:
Temperatura: aunque parezca raro, el frío ayuda un poco, porque los paneles rinden mejor a bajas temperaturas. Pero el problema es que hay menos sol, así que el beneficio se compensa.
Sombra parcial: en invierno, las sombras son más largas. Una chimenea o un árbol que en verano apenas molesta, puede proyectar una sombra que baje la producción drásticamente.
Suciedad: la lluvia suele limpiar las placas, pero si hay polvo o nieve acumulada (sí, en algunas zonas pasa), se reduce la captación.
Desgaste o suciedad interna: con los años, los paneles pierden algo de rendimiento, normalmente un 0,5% anual. No es mucho, pero conviene tenerlo en cuenta si el sistema ya tiene varios inviernos encima.
Todo esto explica por qué usamos ese factor de rendimiento del 0,8. Es la manera de “bajar a tierra” los números teóricos y acercarlos a lo que realmente pasa sobre el tejado.
¿Y qué pasa con las baterías?
Buena pregunta. Si tu objetivo es mantener un suministro constante de 4000W diarios, no basta con generar energía; también necesitas almacenarla. En invierno, la producción puede variar muchísimo de un día a otro.
Por eso, se recomienda contar con una capacidad de batería suficiente para 1,5 o 2 días de autonomía. En tu caso, eso serían entre 6 y 8 kWh de almacenamiento útil. Si usas baterías de litio (como las de 48V y 100Ah, por ejemplo), necesitarías al menos un par de unidades para estar tranquilo.
Además, recuerda que en invierno las baterías también se ven afectadas por la temperatura. Si se instalan en un garaje o zona exterior fría, su capacidad real puede bajar ligeramente. Un pequeño detalle, pero relevante si dependes totalmente de la energía solar.
Un ejemplo real para ponerlo en contexto
Hace poco hicimos una instalación en un pueblo de Segovia. El cliente quería cubrir un consumo parecido al tuyo: unos 4,5 kWh diarios. Le montamos 6 paneles de 420W, bien orientados al sur, con una inclinación de 38°, y un pequeño banco de baterías de 7 kWh.
En verano, el sistema funcionaba sobrado. En otoño, empezó a notarse la diferencia, pero todo seguía estable. En invierno, con días nublados consecutivos, las baterías bajaban rápido, pero gracias al sobredimensionamiento, lograban cubrir casi todo el consumo diario sin necesidad de apoyo externo.
Si hubiéramos puesto solo 4 o 5 paneles, habría tenido que tirar del generador con más frecuencia. Esos dos paneles extra, que al principio parecían “de sobra”, marcaron la diferencia entre depender o no del combustible fósil durante los meses fríos.
Consejos prácticos para el invierno solar
Si ya tienes placas o estás pensando en instalarlas, aquí van algunos consejos que aprendí tras muchos inviernos revisando sistemas:
Aumenta la inclinación en invierno si tus estructuras lo permiten. Algunos soportes son regulables y te dan ese margen estacional.
Limpia las placas al inicio del invierno. Un simple aclarado con agua y un paño suave (sin detergentes abrasivos) puede mejorar el rendimiento.
Evita las sombras: revisa si algún árbol, antena o muro proyecta sombra en los meses de sol bajo. A veces basta con podar un poco o mover una placa.
Revisa el inversor y el cableado: las bajas temperaturas pueden contraer los materiales, y un mal contacto reduce el rendimiento global.
Instala monitorización remota: así podrás ver fácilmente si hay bajadas anómalas de producción y actuar rápido.
En resumen: cuántas placas necesitas de verdad
Volviendo a la pregunta inicial: para mantener 4000W diarios en invierno, en condiciones reales, necesitarás entre 5 y 6 paneles de 400W cada uno, dependiendo de dónde vivas y de cómo esté montado el sistema.
Si vives en Andalucía, Murcia o la Comunidad Valenciana, probablemente 5 paneles bien orientados bastarán. Pero si estás en el norte, como en Galicia, Cantabria o el País Vasco, no te la juegues: pon 6 o incluso 7, sobre todo si planeas ser autosuficiente durante días nublados.
Y si puedes, añade baterías suficientes para almacenar un par de días de consumo. Te ahorrarán muchos dolores de cabeza cuando el cielo se tape.
La verdad es que el invierno pone a prueba cualquier instalación solar. Pero con un buen diseño y un poco de previsión, puedes mantener tu hogar funcionando con energía limpia incluso en los días más grises. Como suelo decir a mis clientes: el sol no se va, solo se esconde un poco… y con el sistema adecuado, lo sigues aprovechando igual.
Así que sí, las placas solares funcionan en invierno. Solo hay que entenderlas, dimensionarlas bien y tratarlas con el respeto que merece una fuente de energía que, aunque silenciosa, nunca deja de trabajar.
