La energía solar es una fuente de energía limpia y renovable que tiene el potencial de transformar la forma en que la humanidad produce y consume energía. A diferencia de los combustibles fósiles como el carbón, el gas natural y el petróleo, la energía solar no produce emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.
Además, la energía solar es una fuente de energía inagotable que puede ser utilizada de forma sostenible para beneficio de las generaciones presentes y futuras.
A nivel mundial, el uso de la energía solar se ha disparado en los últimos años debido a la creciente preocupación por el cambio climático y el deseo de reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
Según las estimaciones, el número de sistemas solares fotovoltaicos instalados en todo el mundo aumentará de unos 250.000 actualmente a más de 2,5 millones para 2030. Esto se debe en parte a los avances tecnológicos que han reducido el costo de la energía solar, haciéndola más competitiva con respecto a otros tipos de energía.
La energía solar también se encuentra entre las fuentes de energía más eficientes. Los sistemas fotovoltaicos pueden convertir el 80% de la energía del sol en electricidad, mientras que los sistemas de energía eólica solo son capaces de convertir el 35%.
Esto significa que se necesita menos superficie para producir la misma cantidad de energía con energía solar que con energía eólica. De hecho, se estima que una cantidad de terreno equivalente a la superficie de un campo de fútbol solar podría generar suficiente energía para abastecer a una familia de cuatro personas.
A medida que el mundo busca soluciones para el cambio climático y la dependencia de los combustibles fósiles, la energía solar se perfila como una opción viable y sostenible. La energía solar es más limpia y eficiente que el carbón, lo que la convierte en una opción atractiva para las personas y las empresas que buscan reducir su huella de carbono.